Sala de Conciertos Clamores
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Clamores
http://www.salaclamores.com
Calle de Alburquerque, 14, 28010 Madrid, España
91 4457938
Dicen que Janis Joplin bebÃa demasiado, que Judy Garland, aprendió a andar sobre el escenario y que Edith Piaf nació bajo una farola.
Clamores nació un veinticinco de julio, en el 81 de mil novecientos, dÃa de Santiago Apóstol, patrón de las Españas. 26 años 26, pero solamente 25 de música en vivo. En un enclave madrileño, castizo por excelencia, entre los barrios de Chamberà y Malasaña, este último epicentro de esa cultura nocturna, noctámbula y un puntito canalla que tantas veces fue denostada hasta la llegada del Viejo y Entrañable Profesor, D. Enrique Tierno, que, enfundado en su habitual terno gris cruzado, le confirió un halo de cultura, dignidad y... ¿por qué no?, prosapia escénica.
Clamores. Lugar de suaves meandros hechos canciones, junto a calles de histórico postÃn ?Quevedo, Olavide, Trafalgar, Hartzenbuch, Palafox, Alburquerque - y de ondas sonoras, músicas subterráneas, jaula, refugio, nido y morada de tantos artistas.
Clamores. Amplio portalón acrisolado por la pátina del tiempo que le confiere su edad.. Exigüo entramado de escaleras angostas, trocha de Las Termópilas. Un microcosmo cultural fiel a sà mismo que ha reflejado cada noche el ritual de la música en vivo: jazz, blues, funky, bossa, tango, etc. Dentro, la sala sin diseño, pero vigente: toda modernidad es un arrebato de caducidad.
Y ahora, al cumplir los 25 añitos, Clamores no pierde su identidad, aunque entre luces y sombras, combinados, miradas cómplices, besos fugaces, cócteles de champán y babel de lenguas de una cantina singular que conjuga su actividad en varios tiempos, se hayan trocado los plastas por los plasmas y la televisión y los canales y puertos cÃber y las retransmisiones on line. Clamores, comunión de fieles ávidos de alimento espiritual. Copas y músicos, redobles, acordes y una escala cromática. Nadie como tú, Johnnie Griffin. Y nada como ese blues, Tete.
Ahora, después de los 25 años vividos, Clamores prosigue su andadura cada noche a lomos de la batuta de turno : Pedro Iturralde, Chano DomÃnguez, Jerry González, Jorge Pardo, Antonio Vega, Chano Lobato, Eliades Ochoa.¿Y hoy quién? ¿O quizá mañana sea un artista extranjero: Bill Evans, El Negro Horacio, Stanley Jordan? Da lo mismo: nada más comenzar el concierto sobre su tarima se produce la comunión entre músicos, publico, ambiente y una atmósfera que también se transfiere a aquellos neófitos que pisan su estrado por primera vez.
Han sido muchas noches con morapio, whisky, tercios de Mahou y bebidas finas, ginebra, vodkas, ronsito y mojitos, fernet y campari, vermut, drambuie, irlandeses e irlandesas ?que de todo ha habido en la viña del Señor- bourbon, grand marnier, absentha y picón, y como no, benedictine y chartreuse, ambos procedentes de la alquimia de los monjes. Y también triple seco, cointreau, curaçao, Tia MarÃa y peppermint.
Y la próxima, mañana? Clamores ha llegado al XXV Aniversario gracias a todos vosotros, quienes de una u otra forma habéis contribuido a sumar esta fecha en su efeméride particular.
Y la próxima, mañana.
Clamores nació un veinticinco de julio, en el 81 de mil novecientos, dÃa de Santiago Apóstol, patrón de las Españas. 26 años 26, pero solamente 25 de música en vivo. En un enclave madrileño, castizo por excelencia, entre los barrios de Chamberà y Malasaña, este último epicentro de esa cultura nocturna, noctámbula y un puntito canalla que tantas veces fue denostada hasta la llegada del Viejo y Entrañable Profesor, D. Enrique Tierno, que, enfundado en su habitual terno gris cruzado, le confirió un halo de cultura, dignidad y... ¿por qué no?, prosapia escénica.
Clamores. Lugar de suaves meandros hechos canciones, junto a calles de histórico postÃn ?Quevedo, Olavide, Trafalgar, Hartzenbuch, Palafox, Alburquerque - y de ondas sonoras, músicas subterráneas, jaula, refugio, nido y morada de tantos artistas.
Clamores. Amplio portalón acrisolado por la pátina del tiempo que le confiere su edad.. Exigüo entramado de escaleras angostas, trocha de Las Termópilas. Un microcosmo cultural fiel a sà mismo que ha reflejado cada noche el ritual de la música en vivo: jazz, blues, funky, bossa, tango, etc. Dentro, la sala sin diseño, pero vigente: toda modernidad es un arrebato de caducidad.
Y ahora, al cumplir los 25 añitos, Clamores no pierde su identidad, aunque entre luces y sombras, combinados, miradas cómplices, besos fugaces, cócteles de champán y babel de lenguas de una cantina singular que conjuga su actividad en varios tiempos, se hayan trocado los plastas por los plasmas y la televisión y los canales y puertos cÃber y las retransmisiones on line. Clamores, comunión de fieles ávidos de alimento espiritual. Copas y músicos, redobles, acordes y una escala cromática. Nadie como tú, Johnnie Griffin. Y nada como ese blues, Tete.
Ahora, después de los 25 años vividos, Clamores prosigue su andadura cada noche a lomos de la batuta de turno : Pedro Iturralde, Chano DomÃnguez, Jerry González, Jorge Pardo, Antonio Vega, Chano Lobato, Eliades Ochoa.¿Y hoy quién? ¿O quizá mañana sea un artista extranjero: Bill Evans, El Negro Horacio, Stanley Jordan? Da lo mismo: nada más comenzar el concierto sobre su tarima se produce la comunión entre músicos, publico, ambiente y una atmósfera que también se transfiere a aquellos neófitos que pisan su estrado por primera vez.
Han sido muchas noches con morapio, whisky, tercios de Mahou y bebidas finas, ginebra, vodkas, ronsito y mojitos, fernet y campari, vermut, drambuie, irlandeses e irlandesas ?que de todo ha habido en la viña del Señor- bourbon, grand marnier, absentha y picón, y como no, benedictine y chartreuse, ambos procedentes de la alquimia de los monjes. Y también triple seco, cointreau, curaçao, Tia MarÃa y peppermint.
Y la próxima, mañana? Clamores ha llegado al XXV Aniversario gracias a todos vosotros, quienes de una u otra forma habéis contribuido a sumar esta fecha en su efeméride particular.
Y la próxima, mañana.
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