Situado en el corazón del antiguo Barrio Chino, el Moog, antes Villa Rosa, es, casi cien años después de su apertura, un local emblemático de la noche barcelonesa; un lugar siempre a la vanguardia del sus tiempos, ya fuera como templo de la bohemia flamenca o, a partir de 1996, de la música electrónica. Si durante los años anteriores a la Guerra Civil fue uno de los locales más famosos de la ciudad, y en los 70 el emporio de la juventud underground, desde mediados de los 90 es el principal referente de la música tecno que se programa a lo largo de todo el año en la ciudad condal. Una sala famosa durante los años 20 en el resto del continente europeo, y también durante los últimos 14 años.

1915-años 80: Bohemia flamenca



En 1915, un empresario llamado Miguel Borrull abrió un local en la parte baja de La Rambla, el Villa Rosa, en una calle del entonces Barrio Chino. Lo que al principio debía ser un bar de camareras, en consonancia con el ambiente nocturno de la zona, se convirtió con el tiempo en un café concierto dedicado al flamenco en el cual recalaron algunas de las figuras más importantes de la época, entre otras Carmen Amaya. Durante el primer tercio del siglo XX, fue uno de los locales más populares de la ciudad, donde se podía disfrutar de una sesión de flamenco y, a la vez, probar algunas de las tapes que se servían hasta altas horas de la madrugada. Famosos como el director del ballet ruso Diaghilev pasaron por el Villa Rosa de la calle Arc del Teatre, considerado entonces uno de los lugares indispensables para conocer la vida nocturna de Barcelona.

Después de la Guerra Civil y tras convertirse, durante la postguerra, en un cabaret de estraperlistas, se volvió a poner de moda en la década de los 60 como sala de espectáculo flamenco reservada a los turistas –se practicaba lo que se conoce como españolada, es decir, el flamenco de poca calidad con todos los tópicos culturales que gustaban al régimen franquista-. Sin embargo, durante la década de los 70, cuando La Rambla se convirtió en el centro neurálgico de la entonces ciudad más underground de España, el café concierto recuperó parte de su grandiosidad con las visitas de los jóvenes más iconoclastas del momento. La degradación del barrio antiguo de Barcelona durante los 80 hizo decaer la actividad del Villa Rosa hasta el punto de forzar su cierre. No obstante, un grupo de jóvenes de los 70, entre los cuales se encontraban los hermanos Mas, no perdió nunca la esperanza de reabrirlo con aires renovados.

1996-2010: Un club pionero

En 1996, en plena expansión de la música tecno en Barcelona, cuando hacía justo dos años que se había puesto en marcha el festival Sónar, los responsables del grupo Mas i Mas emprendieron el triple reto de reabrir un local histórico con una nueva orientación, en una calle que acababa justo de salir de la marginalidad y con una programación dedicada a un género entonces emergente, el tecno, que muchos todavía confundían con la llamada música máquina o bakalao. Se optó por denominar al local Moog, en referencia al ingeniero Robert Moog, inventor del sintetizador que abrió las puertas a la música electrónica. También se acordó inaugurar la sala el 21 de junio, coincidiendo con el Día de la Música, una fiesta que hacía pocos años que se celebraba en la ciudad condal.



Con la apertura del Moog, el grupo Mas i Mas se situaba a la cabeza de una de las escenas musicales más vanguardistas de la ciudad y evidenciaba el empuje de un género, la música electrónica, que con los años se convertiría en uno de los sellos de la actividad musical de la capital catalana. No en vano, cuando empezó a funcionar el Moog, eran pocas las salas que apostaban por el tecno. Con el tiempo el local del Raval ha permanecido como uno de los pocos en activo que desde mediados de los 90 programan íntegramente música electrónica. Hoy día es un club pionero en nuestra ciudad de esta música inventada a mediados del siglo XX.

Uno de los rasgos más significativos de su reapertura fue la decoración del local, encargada al diseñador Kiko Solsona, que empleó materiales como el hierro o la madera para concebir un espacio rupturista y de cariz futurista, pero también funcional, es decir, sin caer en los excesos seudoartísticos de determinados diseñadores de la época, que concebían estancias frías e incómodas. El resultado fue la reconstrucción de un local moderno y acogedor a la vez, dividido en dos espacios: uno situado en la planta baja, con una gran pista de baile, y otro en la primera planta, más recogido y con una pista de baile más pequeña.

Los responsables de la sala se propusieron desde el primer momento programar lo mejor de lo mejor de la música electrónica a nivel nacional e internacional. Así, durante sus primeros meses de vida, pasaron por la cabina del Moog disc jockeys de la categoría de Óscar Mulero –por aquel entonces una joven promesa nacional del tecno- o de los hoy día legendarios John Acquaviva, Jeff Mills, Laurent Garnier y Ralph Lawson. En 1997, aterrizaba en la sala un DJ que con el tiempo llenaría grandes recintos con sus espectáculos provocadores: Matthew Herbert. Aquel mismo años, repetían Acquaviva y Lawson, actuaban por primera vez figuras emergentes del tecno barcelonés como An Der Beat y Robert X, e irrumpía el llamado “sonido underground de Barcelona”, más conocido como USB.

Disc jockeys como Àngel Molina, Sideral, Óscar Mulero, DJ Omar, Dave Tarrida, Mark Ambrose, Tim Baker o el alemán Tobias Schmith –representando al prestigioso sello berlinés Tresor- estuvieron presentes en el cartel del Moog durante los últimos años de la década de los 90. En los últimos diez años, han seguido pasando por la cabina de la discoteca reconocidas figuras de la música electrónica nacional, europea y norteamericana como DJ Hell, del colectivo International DJ Gigolos, Chicks on Speed, Fisherspooner, Funk D’Void, Dave Clarkey, Donacha Costello, Detroit Grand Pubahs, Scan 7, Lady B o Screw U.

Actualmente, el club de la calle Arc del Teatre sigue acogiendo a las mejores figuras del género locales y de todo el mundo. Moog es una sala de prestigio dentro el circuito internacional de la música electrónica; un local que en su día fue pionero y que hoy es ya todo un clásico de la música electrónica en Europa.